LUCHAR CONTRA LOS MALOS HÁBITOS
Los malos hábitos hacen parte de nuestra vida cotidiana, cuando hacemos o dejamos de hacer cosas, de manera inconsciente, sin darnos cuenta, estamos causando un gran daño a nuestro cuerpo que silenciosamente se va afectando. En forma paulatina se van generando alteraciones, molestias de cualquier índole que llevan finalmente a enfermedades que hubiéramos podido evitar. Entre esos malos hábitos, contra los que debemos luchar, podemos mencionar:
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1. Malos hábitos en la alimentación
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Saltarse la primera comida del día, esto es, el desayuno.
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Consumir comida chatarra en forma de paquetes, enlatados, salsas, embutidos y demás alimentos procesados que contienen químicos en forma de conservantes, preservantes, colorantes y saborizantes. De igual manera, abusar del azúcar, la sal y la grasa. En fin, consumir alimentos que, en vez de contribuir a la buena nutrición, saturan nuestro organismo de sustancias nocivas para nuestro organismo.
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Comer muy tarde en la noche: además de engordar, la comida nocturna perturba el proceso del sueño, pues el cuerpo se ocupa de digerir y procesar los alimentos y no se facilita un buen dormir, esto es, lograr un efecto reparador y de descanso.
2. Malos hábitos relacionados con la actividad física y la vida de relación
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Fumar y consumir otro tipo de sustancias recreativas, como el alcohol.
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La vida sedentaria, esto es, no llevar a cabo ningún tipo de actividad física como caminar, trotar, manejar bicicleta o practicar un deporte.
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No dormir las suficientes horas para lograr el descanso y la recarga de energías.
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Estar sometido diariamente al estrés, al afán, a la ansiedad, lo cual es casi inevitable en nuestra sociedad actual, pero que debemos aprender a manejar con disciplina en el manejo del tiempo, pero también con actividades espirituales o de otra índole que alimenten el espíritu.
3. Otros malos hábitos por omisión
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Por ejemplo, no cuidar los órganos de los sentidos, como la visión y el oído. No cuidar la salud de los dientes.
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No cuidar la piel con una buena alimentación y, además con protector solar y cremas humectantes o hidratantes.
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No atender las señales de alerta que envía el cuerpo, a manera de síntomas o molestias o incomodidades físicas, pero también psicológicas, porque lo que más descuidamos después de la buena alimentación, es la salud mental.
CONSTRUIR LOS BUENOS HÁBITOS ​
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Siempre estaremos a tiempo de empezar a cambiar esos malos hábitos por otros beneficiosos para nuestra salud. Aunque la mejor estrategia es y será siempre la prevención, cuando ya nos hemos enfermado, resulta muy útil acceder a esos buenos hábitos en los que la alimentación es protagonista central.
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Es necesario reiterar que para tratar enfermedades y tener una vida sana, para enfrentar el envejecimiento o para tratar las enfermedades crónicas y degenerativas es muy importante incorporar o adoptar un estilo de vida saludable.